El último mes del año está aquí: diciembre llegó con vientos fríos y lluvias sorpresivas alternadas con tardes llenas de sol.
Entre los compromisos sociales, las tareas cotidianas y la supervivencia me doy cuenta de lo afortunada que soy de poder gozar de momentos de introspección. El tiempo de asueto- aquel en el que puedes permitirte no hacer nada- se ha vuelto toda una rareza. Los valores de nuestra cultura basada en un ciclo interminable- y esclavizante – de producción y consumismo nos llevan a pensar que debemos mantenernos constantemente en movimiento creyendo que esto nos hará «más productivos». Sin embargo, esto no es así ya que si estamos ocupados en cuerpo y mente constantemente lo más probable es que en lugar de tener más ideas nos agotemos.
Es justamente ese agotamiento lo que nos indica que debemos tomar tiempo de descanso e introspección. Ya que irónicamente son estas dos cosas las que nos pueden llevar a mayor creatividad y un mejor desarrollo emocional y mental. Pero ¿qué es exactamente lo que nos dice que este estado es mejor que el otro? Simple: un estado de claridad psicoemocional se siente bien.
Además como la claridad es un estado de alerta pero sin tensión vuelve a nuestra mente receptiva a entendimientos, reflexiones e ideas. También nos da energía para emprender cosas nuevas y nos permite inspirarnos. Por cierto, yo creo que eso que ahora se conoce como «motivación» en realidad es inspiración para cultivar la resiliencia. Esa resistencia frente a la adversidad que nos permite seguir adelante con un corazón sincero a pesar de ser ciegos frente al futuro.
Soy impaciente y emotiva, lo cual me brinda gozos y sufrimientos profundos y privados que me han llevado a buscar respuestas, técnicas, tácticas, estrategias o conocimientos que me permitan vivir consciente. Pues creo que es a través del desarrollo de la autoconsciencia que podemos encontrar verdadera libertad.
Para mí el desarrollar este sitio como un portal para la exploración de la consciencia ya sea a través del estudio, los viajes, la reflexión o la experiencia cotidiana es una forma de recordar mis prioridades y también de adquirir inspiración. Así que este fin de año me encuentro sumamente agradecida con todos los colaboradores que han sumado sus letras e inspiraciones a diosaloca.mx.
Este año vio nacer columnas como «Afterpunk» en la que Edgar Khonde explora las posibilidades del futuro a partir de la experiencia presente. También está «Resonancia», una columna en la que diferentes autores se rolan para tocar temas relacionados con la creación, producción, ejecución y promoción musical. Por otro lado «Aguamala» nos entrega relatos, memorias, viñetas y reflexiones en las que a través de su alter ego pone palabras a un amplio abanico de emociones, siempre ilustradas por las atinadas imágenes de Cecilia León. Otros colaboradores como Aurelio Meza y Javier Moro , nos narraron su experiencia viviendo en el extranjero y las satisfacciones y sufrimientos de un promotor cultural respectivamente.
Espero que el siguiente año traiga más colaboraciones y agradables sorpresas para todos, pero mientras tanto les deseo felices introspecciones y les dejo un poema lleno de inspiración.
Mirando la luna
al amanecer
solitaria, a medio cielo,
me conocí completamente
ninguna parte fue excluida.»
Izumi Shikibu (974-1034)