Nina Simone habla de su don artístico

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Eunice Kathleen Waymon nació en Tryon, Carolina del Norte un 21 de febrero de 1933, posteriormente alcanzaría reconocimiento internacional como intérprete musical, viajaría por el mundo, se involucraría con el movimiento de los derechos civiles y recibiría quince nominaciones al Grammy antes de morir en Francia en el año de 2003. La música siempre fue parte de su vida como ella misma explica en su autobiografía:

 

Todo lo que me pasó de niña involucró música. Era parte de mi vida diaria, tan automático como respirar. Además del piano, papá tocaba la guitarra, la armónica y dirigía el coro de la iglesia; mamá tocaba el piano y también cantaba. Todos mis hermanos y hermanas tocaban el piano y cantaban en el coro de la iglesia, pequeños grupos de góspel, clubes corales y otros eventos sociales. Todos tocaban música. Nunca hubo ningún entrenamiento formal; aprendimos a tocar de la misma manera en que aprendimos a caminar, era así de natural. Cuando yo nací no teníamos un piano en casa, teníamos un órgano de pedales. Cuando nuestra casa se incendió, el órgano fue la primera cosa que se rescató del fuego.

 

Desde que era una bebé siempre reaccioné al sonido de la música. Me levantaba usando mis brazos y miraba a mi alrededor cuando la música empezaba a sonar y si estaba llorando dejaba de hacerlo en el momento en el que comenzaba a sonar. Cuando aún estaba en la cuna me llevaron a la iglesia, las señoras me miraron y vieron que estaba aplaudiendo al ritmo de la música. Eso era lo importante, que estaba aplaudiendo a tiempo; todo tipo de comentarios se hicieron sobre como yo obviamente había sido bendecida.

 

La música sonaba en casa a cualquier hora del día o de la noche. Mis hermanos y hermanas discutían para ver quien sería el primero en tocar el órgano y luego, luchaban para mantener posesión del banquillo. La música paraba durante la cena, pero con frecuencia John Irvine comía sentado en la tapa del órgano para ser el primero en tocarlo cuando terminara la comida.

 

Así que cuando era muy joven se asumió que tendría talento musical a pesar de que aún no tenía la fuerza necesaria para oprimir las teclas del órgano. Eventualmente crecí lo suficiente para subir al banquillo y sentarme frente al teclado. Esto sucedió cuando tenía dos años y medio. Nadie se dio cuenta hasta que un par de meses después mamá entró a la sala y me escuchó tocando uno de sus himnos favoritos, “God Be With You ‘Til We Meet Again”[1], en la clave de fa. Estaba tan sorprendida que casi se muere en ese momento. Nadie me había escuchado intentar tocar el órgano antes- ni siquiera jugueteando con los sonidos de las notas. Toda la familia estaba asombrada. La bebé Eunice, a la que nunca habían visto sentada en el órgano previamente, ahora estaba tocando himnos de corrido sin errores. Papá sólo sonrió y sacudió la cabeza. Para mi mamá sólo había una explicación: había recibido un regalo de Dios[2]”.

 

[1] Dios esté contigo hasta que nos volvamos a encontrar.

[2] Simone, Nina & Cleary, Stephen, “I Put A Spell On You. The Autobiography Of Nina Simone”, Da Capo Press, 1991.

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