Aquí está el pdf del más reciente poemario de poesía spoken word que escribí: el Bombón Vudú.
Escribí el Bombón Vudú entre noviembre del 2011 y agosto del 2012 aunque el título vino a mí cuando aún era una adolescente preparatoriana. Básicamente a finales del 2011 surgieron “Posmo” y “Los sonidos que me guardé”, posteriormente surgió otro texto y luego otro más. De tal manera que comencé a escribir lo que terminó siendo “Palabra de pájaro”– la primera sección de este poemario- y poco después me di cuenta de que finalmente estaba escribiendo el Bombón Vudú.
Al igual que mis poemarios anteriores Bombón Vudú nació de la voz y para la voz, así que recomiendo encarecidamente leerlo en voz alta. Hay tradiciones del mundo en las que todo surgió del aliento inicial de un sonido e intuyendo estos conceptos me he creado varios microcosmos desde que tomé conciencia de mi intención de escribir cuando tenía doce años.
Han pasado varias vueltas al sol desde que terminé este poemario. Durante este tiempo he interpretado en diferentes momentos, versiones y contextos algunas de las piezas que lo componen, de las cuales han quedado unos cuantos registros en audio y video. Tuve diferentes planes para la publicación impresa del mismo que no cuajaron y terminé por abandonar. Hasta que el primero de abril de 2014 decidí entregárselo a quien quisiera leerlo en este modesta versión digital. Sin embargo, poco después salí en una travesía alrededor del mundo y no fue hasta una mañana de marzo de 2016 que retomé el proyecto con la intención de publicar inmediatamente. Básicamente, creo que si tardo un poco más nunca haré este manuscrito público.
Debo confesar que durante el desarrollo de este último proyecto dudé varias veces… pues para mí Bombón Vudú se siente como el último estadio de una alargada adolescencia que termina con la aceptación del mundo tal cual es, incluyendo aquellos eventos que alguna vez llamé “mis descalabros”. Es por esta razón que decidí no editar nada, sino dejarlo aquí tal y como quedó la última versión que hice en agosto de 2012, como una fotografía de lo que fue pero que afortunadamente frente a la perspectiva de vivencias posteriores y nuevos horizontes hoy se siente lejano.
Sin embargo, recientemente he entendido que compartir el manuscrito no se trata de mí, sino de mi compromiso con la colectividad de la que soy parte.
Me parece que escribirlo es sobre mí, pero que una vez escrito debo dejarlo ir para pasar a la siguiente cosa. La cuestión es que para mí dejarlo ir a veces significa dejarlo guardado, no necesariamente publicar algo. Pero últimamente he tomado consciencia de las consecuencias callar la historia propia, de nunca compartirla. Con cada vida se pierden mundos y submundos, fronteras líquidas y abismos. Yo también moriré y no lo escribo aquí por ser dramática al respecto sino porque tomar consciencia de mi mortalidad ha ampliado mi perspectiva sobre la vida. Es por esto que creo es importante compartir estos textos. Porque ahora ya no son míos sino de ustedes, quienes los leen o los pasen, dotándolos de vitalidad, hasta que quizá, ellos también mueran.
En todo caso, quisiera agradecer especialmente a mis padres cuyo apoyo fue crucial no sólo durante el tiempo que estuve escribiendo esto, sino anteriormente y más allá de estos textos. Mi corazón es de ellos, tanto como mío. Gracias también a Franco quien siguió el desarrollo del Bombón Vudú de cerca y a Led y Doc que revisaron la versión final. Igualmente agradezco a quienes pacientemente han prestado sus oídos cada que he dado aliento y sonido a estas palabras.