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9 consejos básicos para realizar una entrevista en vivo

Me decidí a hacer este post sobre consejos para hacer una entrevista porque soy muy fan de las entrevistas, me gusta verlas, oírlas, leerlas, leer entre líneas,  leer los gestos y entender lo que hay detrás de los sutiles o no tan sutiles cambios en la voz del entrevistado. Me encanta conocer y reconocer nuevas habilidades en los entrevistadores, nuevos y viejos trucos y un largo etcétera. En mi trabajo en medios he tenido la oportunidad y la necesidad de desarrollarme como entrevistadora, tanto en formatos de texto para plataformas en línea, como en audio para una cuestión radiofónica y más recientemente en video. Por otro lado, por mi labor en el spoken word y mi participación en el poetry slam mexicano también me ha tocado que me entrevisten. Eso último es quizá  lo más difícil, porque al ser yo una entrevistadora sé cuando está bien hecho y cuando más bien se fue por el derrotero de la mediocridad. Como a todos los entrevistados  me gusta cuando el entrevistador me sorprende y la entrevista se torna en una conversación amplia y profunda que me hace sentir que el tiempo invertido  ha valido la pena. La cosa es que esto pasa en menos del 10% de las ocasiones. Tristemente la mayoría de los encargados de entrevistar alguien no son personas que se han dedicado a entrenarse tanto en la técnica como en el arte de la entrevista.  Por ende muchas veces caen en errores básicos como la falta de preparación que les lleva a preguntar una sarta de lugares comunes, una serie de cosas que no dicen nada. Lo cual no complace al entrevistado y por esa razón no logran obtener lo mejor de él o ella. 

Uno de los entrevistadores que más me ha inspirado  y a quien he pasado horas y horas estudiando  es  el creador de  Inside The Actor’s Studio: James Lipton. Quien lograba sorprender consistentemente no sólo a la audiencia, sino a sus entrevistados, que muchas veces eran estrellas de cine y televisión. Personas famosas acostumbradas a ser entrevistadas pero que sabían que sentarse frente a Lipton, era una experiencia excepcional. Lipton tenía un maravilloso repertorio de habilidades, pero además de su arte se preparaba a profundidad. Llegando en ocasiones a citarle a sus entrevistados lo que sus maestras del kínder o la primaria habían dicho de ellos. Abriendo la puerta a una serie de declaraciones frescas, emociones espontáneas y un lujo de vulnerabilidad que pocas veces podemos ver brotar de dichas personalidades. Sobra decir que vi en repetidas ocasiones cada una de las entrevistas que pude obtener y aprendí un montón. 

Porque entrevistar a alguien no se trata  de caer en un interrogatorio inquisidor, como el que haría un detective a un presunto culpable. Tiene más que ver con la seducción, no en un sentido sexual, sino con la capacidad de crear un ambiente de seguridad, empatía, receptividad, apertura y una conexión con el otro para que pueda haber también una apertura de su parte. Hacerlo en tiempo real requiere de mucha escucha, observación y de también tomar riesgos que muchas veces quienes se ponen al micrófono o frente a la cámara no están preparados para tomar.  A continuación voy a dar una serie de consejos básicos para realizar una entrevista para un medio. Posteriormente haré otro post en el que abunde sobre qué aconsejaría a alguien que deba de abordar la entrevista como ghostwriter o escritor fantasma. Porque aunque hay puntos en común, el abordaje y el proceso tienen sus peculiaridades distintivas.  Ahora vamos a los consejos: 

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1. Prepárate.

Haz tu tarea e investiga antes de llegar a la entrevista. Así evitarás las preguntas de cartabón que tu entrevistado ya está aburrido de escuchar, si no es que totalmente harto. Trata de ir más allá de lo que se supone es el tema de tu entrevista. Vamos a pensar que estás entrevistando a cierto artista sobre su más reciente disco. Entonces quieres tener claros todos los datos básicos de quién es ese artista: su nombre, de dónde  es, qué trayectoria tiene. Y de su disco: cuál es el concepto, quienes participan, etc. Pero si quieres hacer una entrevista excepcional, te conviene ir más allá e informarte sobre el artista como persona: cuál es su historia, qué cosas lo marcaron, cuáles han sido sus influencias y cómo es que llegó a hacer lo que ahora está desarrollando, así como que otras aficiones tiene. También pon atención a cualquier detalle con el que puedas rápidamente demostrarle a tu entrevistado que has hecho tu tarea. Por ejemplo, alguna vez cuando trabajé en Horizonte Jazz me tocó entrevistar al bajista Michael Manring, cuyo trabajo me encanta. Era una entrevista que saldría grabada, conmigo traduciendo el contenido. Este tipo de entrevistas las realizaba en inglés en una llamada telefónica desde una de las cabinas de grabación, en la que sólo estaba yo y del otro lado lado del cristal, uno de los productores de la estación. El tiempo era limitado, tenía tan sólo alrededor de veinte minutos  y mi misión  era lograr establecer una relación y obtener información excepcional en ese tiempo.  Así que una vez conectada la llamada esto fue lo que sucedió:

Hola, fue tu cumpleaños el mes pasado ¡feliz cumpleaños!

Muchas gracias, es muy cortés de tu parte decir eso.

Fue el 27 de junio ¿correcto?

Así es.

Así que ¿cuántos años tienes ahora?

Oh, me gustaría decir que tengo 22 pero tengo 53.

Bueno quizá te sientes como de 22.

Sí, me pasa con frecuencia.

Y ya que empezaste a tocar el bajo a los 9 años qué se siente haberlo estado tocando durante tanto tiempo.

Creo que esa es una de las cosas que me hacen sentir que tengo 22 años; entre más aprendo más me doy cuenta de todo lo que hay por aprender. Así que aún me levanto todos los días con muchas ideas y muchos deseos de probar diferentes cosas y sintiendo que no hay suficiente tiempo para explorar todas estas cosas.

Una vida parece corta para eso.

Una vida es muy corta para todo lo que la  música tiene que ofrecer.

Sobra decir que estaba complacido e inmediatamente entendió que me había importado hacer mi tarea y pudimos establecer una conexión rápidamente. Así que aunque la entrevista era a causa de un concierto que daría en la Ciudad de México, la conversación profundizó en su abordaje musical, su experiencia con Jaco Pastorius y varias cosas más, sobre las cuales fue muy abierto. Sé que esta entrevista fue diferente porque parte de mi preparación fue analizar entrevistas anteriores suyas.  Si quieres echarle un vistazo a la entrevista completa puedes hacerlo por aquí.

2. Traza la ruta de la entrevista. 

Muchas veces los entrevistadores se preparan con una lista de preguntas y eso está bien, pero si no tienes mucha experiencia, buena retentiva o simplemente te pones nervioso puedes terminar  perdido en tu lista de preguntas. Especialmente si en algún momento tú o el invitado se desvían un poco del programa o por alguna razón te toca improvisar. Es posible que no sepas cómo volver al camino y al sentir que pierdes el control de la nave, todo se torne en una experiencia estresante. Piensa que en este sentido hacer una entrevista es como usar un navegador GPS. Supongamos que sales de tu trabajo y vas a ir a cenar a la casa de tu primo, pero antes de eso tienes que pasar por la tintorería e ir a la tiendita a comprar botana. En este caso tienes muy claro cuál es tu punto de partida, a dónde quieres llegar y por qué puntos tienes que pasar.  Mi consejo es que agrupes tus preguntas en categorías o rubros que representen el  punto de partida, el de llegada y los puntos intermedios. Tenerlo claro te va a ayudar a poder ir y venir sin tantos contratiempos. 

3. Escucha, escucha, escucha. 

Si tuviera que elegir una sola habilidad fundamental a desarrollar para un entrevistador elegiría la escucha. Afina tus dotes de observación. En la medida en la que sientas que puedes detectar con claridad las señales del otro, vas a empezar a sentir la entrevista como una conversación y tu interlocutor también lo sentirá Ambos se relajarán y eso es útil  por varias razones. La primera es que los estados de relajación son la puerta de la creatividad, la segunda es porque tu entrevistado podrá abrirse con más facilidad, y al dejar atrás los nervios podrá hablar de cosas que quizá no ha dicho. Por otro lado tú como entrevistador también podrás dejar esos nervios atrás y empezarás a disfrutar la entrevista. 

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4. No le expliques a tu invitado su obra o su vida.

Si tienes que recapitular alguna parte de su trayectoria para el público está bien, pero cuando te dirijas a tu invitado para hacer tus preguntas procura dar el contexto básico y no caer en demasiadas explicaciones. La línea es delgada, pero básicamente si sabes lo que quieres preguntar, también sabes qué es lo indispensable que se debe dar de contexto para que la pregunta se entienda. Pero no es tu labor contestar la pregunta. Deja que tu entrevistado lo haga. Recuerda que la entrevista es para que tu entrevistado brille no para que tú demuestres todo lo que sabes.  Si haces bien tu trabajo de todas formas se va a notar que sabes lo que estás haciendo, pero tu misión es poner el reflector en el otro y dejarlo contar su historia, compartir sus puntos de vista y exudar emociones sinceras. 

 5. Evita el sensacionalismo. 

Si tienes que tocar temas complicados para tu entrevistado, sé sensible, muestra respeto y empatía. Antes de llegar a la entrevista haz una reflexión sobre los pasajes complicados, escandalosos o escabrosos de la persona a la que vas a entrevistar. Antes de juzgarla, intenta imaginar qué sentirías y que reacciones tendrías si te hubieses encontrado en esas mismas circunstancias. Todos tenemos nuestros traumas y vulnerabilidades y merecemos respeto. Así que desde esta perspectiva humanista, pregúntate si hay algo realmente constructivo que se pueda rescatar de dicho tema. Si no lo hay, evítalo. Recuerda que tu papel no es juzgar al entrevistado, sino ser un vehículo para su voz. Para que no te queden dudas sobre a qué me estoy refiriendo, te voy a dar un ejemplo. Supongamos que en algún momento tu entrevistado pasó un momento muy desagradable con la prensa debido a sus adicciones. Insistir en desmenuzar los detalles sobre su consumo y las cosas que llegó a hacer a causa de este,  sólo lleva al morbo. Por otro lado, si reflexionamos que las adicciones son una conducta ritual para evadir o lidiar con el dolor de un trauma no resuelto, entonces podemos verlo desde una perspectiva más humanista. Después de todo ¿quién es libre de tener traumas no resueltos?. Si tu entrevistado está dispuesto a hablar del tema puedes por ejemplo preguntarle con qué dificultades estaba lidiando en ese momento de su vida que lo llevaron a recurrir al consumo de substancias. Entonces, la conversación se vuelve mucho más interesante. 

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6. Practica cuando converses casualmente con las personas. 

Una conversación es una perfecta oportunidad para practicar la escucha, la observación del lenguaje no verbal y de las inflexiones de la voz. Abre tus ojos y tus oídos a esta experiencia. Si en lugar de estar esperando tu turno para hablar realmente te abres a lo que la otra persona tiene que decir, puedes descubrir muchas cosas. Si no tienes idea de cómo o con quién empezar, es muy fácil. La próxima vez que tomes un taxi o uber, pregúntale a tu conductor cómo fue que se convirtió en chofer, si es su único trabajo, si le gusta, cuáles son los retos o dificultades de su trabajo, cuáles son sus motivaciones para seguirlo haciendo, si hay algo más que le gustaría hacer, etc. Te va a sorprender lo mucho que puedes aprender mientras te transportas a tu destino. Probablemente también te sorprenda lo mucho que las personas pueden revelar a un desconocido, pero también te ayudará a practicar tus dotes de improvisación. Lo que nos lleva al siguiente punto.

7. No te cases con tu cuestionario.

Está muy bien que tengas una lista de preguntas y lo más probable es que la sigas al principio de la entrevista y para el cierre. Sin embargo entre esos dos puntos hay mucho que puede suceder y si prestas atención es posible que puedas preguntarle cosas que ni te imaginabas a tu entrevistado, cosas que probablemente la mayoría de los entrevistadores han pasado por alto. Recuerda que si tienes clara tu ruta siempre puedes regresar a ella. Pero quizá una breve desviación pueda ser lo que haga tu entrevista excepcional. 

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8. Disfruta lo que haces.

Con frecuencia en el afán de hacer las cosas bien, nos dejamos llevar por la neurosis y terminamos perdiendo de vista las razones originales que nos motivaron a convertirnos en entrevistadores. Prepárate bien, escucha, pon atención, abre tu mente y tu corazón y luego déjate disfrutarlo. Piensa que si estás tenso tanto tu entrevistado como tu audiencia lo van a notar y lo que menos quieres es que estén distraídos temiendo por tu vida. Tú quieres que pongan atención en el proceso mismo de la entrevista y lo que se está diciendo. Así que respira profundamente y déjate habitar en el momento presente que cada palabra intercambiada es un acontecimiento único. 

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Finalmente, antes de despedirme te voy a dar un último consejo. Aunque quizá más que un consejo es un pequeño truco: 

9. Equivócate y permite que te corrijan. 

Este es uno de mis  recursos favoritos. Pero no lo vas a lograr si tu inseguridad y urgencia de reconocimiento te estorban. Hay que ser humilde. De nuevo esto no es para demostrar que eres un erudito, recuerda que eres un vehículo para que la otra persona pueda expresar su verdad.  Por ejemplo, imagínate que tu entrevistado es un investigador científico que ha publicado un par de libros pero que mayormente se identifica como biólogo. Puedes preguntarle cómo fue que se convirtió en escritor. En ese punto es probable que tu entrevistado te cuente un poco de cómo fue que terminó escribiendo estos libros y publicándolos. Quizá alguna editorial le propuso un buen trato y decidió que no le venía mal un dinero extra, le fue bien a su primer libro y luego le pidieron uno más. En este punto quizá también te diga que realmente no se considera un escritor, pero que le apasiona compartir con la gente aquellos temas a los que ha dedicado su vida como investigador. El punto es que en el momento que te diga “no, no yo en realidad  no soy un escritor”, no te pongas nervioso ni trates de refutarlo, sino que lo dejes hablar y luego le preguntes más al respecto.  Quizá le digas, “Vale, pero tu prosa es bastante buena, me llamó mucho la atención la historia que cuentas en el capítulo cinco sobre tu trabajo en las islas Galápagos”. Eso da pie a que tu entrevistado se ponga a contarte más cosas.

Voy a darte otro ejemplo de cómo esta misma técnica puede ayudarte a tocar temas delicados sin necesidad de hacer una pregunta directa. Supongamos que tu entrevistada ha pasado por una separación y tú quisieras tener más detalles al respecto pero tampoco quieres ponerla incómoda. Imagínate que su versión siempre ha sido que ella fue quien inició el proceso de divorcio. Entonces cuando la entrevista llegue a ese punto de la narración puedes comentar algo como: «Ah ok, así que fue entonces cuando él te pidió el divorcio…». Claramente tu entrevistada se apresurará a corregirte con respecto a este punto y de paso es muy posible que en su furor por reivindicar su versión de los hechos, te de más detalles.

Estas son algunas de las recomendaciones básicas que le haría a una persona que esté iniciándose como entrevistador o entrevistadora, o alguien que quizá lleva un rato haciéndolo pero aún se siente inseguro sobre qué camino seguir. Próximamente hablaré más de esto pero en el contexto del ghostwriting. Mientras si te interesa saber más acerca de este tema, puedes leer sobre cómo es para mí ser la ghostwriter de Sonido Líquido Crew. También si te da curiosidad saber cómo fue que me convertí en ghostwriter puedes ver más al respecto por acá. Si tienes cualquier pregunta con respecto a  este tema, alguna inquietud o te gustaría refinar tus dotes de entrevistador en alguna asesoría particular, puedes escribirme a diosalocamx@gmail.com

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