«Viajo no para ir a cualquier parte, sino para ir.

Viajo por viajar

. La gran cuestión es moverse».
-Robert Louis Stevenson 

 

Sucede que con frecuencia uno desea cosas y sí, ya lo dijeron los sabios, desear es la fuente del sufrimiento, sobretodo cuando uno siente que no puede tener lo que desea o no se permite tenerlo… Pero hay ocasiones excepcionales en la vida en que las líneas del universo se juntan y se abre una ventana a través de la cual – si te atreves- puedes pasar y cumplir uno de esos deseos que parecían imposibles.

Esto fue lo que me pasó a mí hace unos meses… pero antes de llegar a eso vamos por un poco de historia: Cuando tenía siete años llegó a mi una sorpresa inesperada: mi primer viaje en avión; así que con conejito de peluche en mano emprendí la aventura de tomar un vuelo de 14 horas que terminó por aterrizar en el aeropuerto de Narita, Japón. Esa fue la primera vez que pisé el archipiélago del sol naciente y desde entonces he tenido la oportunidad de regresar un par de veces.  Luego llegaron otros viajes que quizá un día de ocio les cuente, pero tras una buena racha  llegó a mi vida una sequía de viajes internacionales y la navidad pasada llegó el momento de enfrentar esta añoranza por nuevos horizontes.

Afortunadamente, en esta ocasión, todo conspiró a mi favor y  he abordado una nueva aventura: darle la vuelta al globo terráqueo visitando alrededor de una docena de países.  Así que les estaré compartiendo algunas cosas al respecto. Podrán ver fotos en este blog, mi instagram (diosaloca) y  algo más que les estoy preparando. También pueden seguirme a través de mis redes- dígase FB y twitter (las ligas están arriba a la derecha).
Hasta pronto y no olviden dejarme sus comentarios 🙂
E.