“Si las palabras ‘vida, libertad y la búsqueda de la felicidad’ no incluyen
el derecho a experimentar con tu propia conciencia,
entonces la Declaración de Independencia
no vale el cáñamo en el que se escribió”.
Terence McKenna
Louis Armstrong conquistó los corazones de un amplio público con el sonido de su trompeta, su voz inconfundible y carismática presencia. El músico también conocido como Satchmo y Pops ya que cuando se olvidaba de los nombres de las personas, lo cual era frecuente, les decía “pops” gozó de una larga carrera que lo llevó a tocar miles de conciertos alrededor del mundo. Sin embargo hay un aspecto menos conocido de tan prominente músico: su pasión por la mariguana que por cierto está muy bien documentada.
En 1954 el trompetista publicó un libro autobiográfico bajo el título de “Satchmo: mi vida en Nueva Orleans”, el cual fue severamente editado por su manager quien se ocupó de dejar fuera de la versión final aquellas partes en las que Louis Armstrong hablaba de su consumo de cannabis. A pesar de ello, Pops parecía sentir la necesidad de expresarse en este sentido, tanto que tenía planeado escribir una secuela que se titulara “Mota” y que sólo se tratara de eso.
Durante años el libro se creyó perdido hasta que en los archivos de la casa de Louis Armstrong en Queens-ahora un museo- se encontraron documentos de lo que parece ser el principio del libro y en los que el músico enuncia:
“La primera vez que fumé mariguana o hierba como tan bellamente es llamada algunas veces, fue un par de años después de que dejé la orquesta de Fletcher Henderson… me lo pasé bomba. Es por eso que realmente me desconcierta ver a la mariguana conectada con los narcóticos- la heroína y toda esa basura… es realmente una pena”.
Por otro lado existe una historia que involucra al trompetista y el entonces vice presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. Cuenta la leyenda que durante los años cincuenta ambos se encontraban en Japón y a punto de tomar el mismo vuelvo de vuelta a los Estados Unidos. Aparentemente Nixon era fan de Louis Armstrong y al verlo batallando con varios bultos pesados que incluían su trompeta le preguntó si podía ayudarle en algo. Pops por su parte respondió alegremente que se estaba poniendo muy viejo y por lo tanto sería de gran ayuda si le echara una mano cargando el su instrumento porque era muy pesado. El vicepresidente tomó el estuche de la trompeta y cruzó rápidamente por la aduana sin saber que contenía la provisión de mariguana de Louis Armstrong. Aparentemente al trompetista le encantaba contar esta historia y sus allegados se la escucharon contar varias veces.
Pero eso no es todo, ya que el mismo Pops documentó su vida para la posteridad en 750 cintas que ahora son propiedad de la casa museo de Louis Armstrong. En ellas se le puede escuchar hablar del racismo, practicar la trompeta, contar bromas y hasta discutir con su esposa. También habla a profundidad de su pasión canábica y de las represalias que enfrentó por ello dejando claros sentimientos al respecto.
“No bebo alcohol y jamás he pensado en usar una jeringa- pero acepto con gusto un gordo y bonito porro que me ayude a relajar mis nervios, si es que tengo algunos.
Un hombre trabajador como yo, tiene que ir por el mundo con su trompeta, haciendo felices a millones y al mismo tiempo esquivando policías, cretinos, oficiales de migración, soplones y demás ¿por qué? ¿por qué es contra la ley?
¿Por qué no debería tener conmigo algo que relaja mis nervios y me concentra en las ideas que son importantes para mi trompeta, mi felicidad?»
Estoy en esto, Louis me representa.