Jueves 20 de febrero, son las 9:57 y navegamos por Reforma; es la antesala del fin de semana y una noche de notas e improvisación jazzística nos esperan. Finalmente llegamos a la esquina de 5 de mayo y Motolinia, bajamos del taxi y caminamos hasta el número 20. Llegamos justo a tiempo, ya que unos minutos después salen al escenario Alex Terrier con su saxofón alto entre las manos, Israel Cupich, que toma el contrabajo y Gabriel Puentes, quien se sitúa en la batería. Mientras todos se alistan, Alex Terrier toma el micrófono y, mezclando lenguas, declara que no se siente lo suficientemente seguro de su español para comunicarse en dicho idioma esta noche. “Tendrán que soportar mi inglés…” Se disculpa. Recapitula haber tocado en este mismo club la primera vez que vino a México y agradece la presencia de los espectadores. Acto seguido, deja el micrófono, pone sus manos sobre las llaves del saxofón e intercambia miradas con los músicos; luego, juntos y en perfecto acuerdo comienzan sacudir las partículas del aire con sus sonidos.
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