El primer paso de cualquier viaje es el surgimiento de la idea del viaje. Toda travesía primero ocurre en la mente y en el cuerpo que la anticipa frente al estímulo del pensamiento. Esta playlist de jazz instrumental surge de la experiencia personal de escuchar con avidez música instrumental, al grado de pasar por un par de años en los que deliberadamente evité la música que incluía voces humanas. Entiendo que esta aseveración pueda parecer desconcertante si se toma en cuenta que mi trabajo creativo se ha desarrollado en gran parte como poesía en voz alta interdisciplinar, lo cual por supuesto incluye muchas palabras y una exploración constante de la voz como vehículo de expresión. Para mí, sin embargo, tiene perfecto sentido, pues es sólo en el espacio de las posibilidades expresivas del jazz instrumental que encuentro las condiciones para desarrollar ideas y verbalizarlas. En realidad no sólo me pasa con el jazz instrumental, sino con la música instrumental en general, pero los caminos del jazz no dejan de invitarme a viajar mentalmente.
En otras palabras, el jazz instrumental me resulta muy estimulante. De hecho, me fascina ser testigo de cómo los músicos que ejecutan estas vibraciones tienen voces tan precisas y distintivas como las voces humanas. Voces dotadas de una diversidad de matices, timbres e intenciones. Son susurros, carraspeos, onomatopeyas y alaridos. Puedo escuchar en esas voces la determinación y las dudas, oigo también el asombro provocado por el descubrimiento de una vereda por la cual la voz y la consciencia se lanzan sin posibilidad de retorno. Escucho también la lucha de la consciencia humana que sólo encuentra una tregua en el silencio. Además me resulta fascinante observar cómo es posible desarrollar ideas y proyectar emociones sin utilizar palabras. Lo cual, por cierto es una virtud, pues la música toca la entraña sin necesidad de ser narrada por la cabeza. Amo la sensación de ser tocada por paisajes de acordes, notas, arpegios, tensiones, disonancias, consonancias, solos e improvisaciones profundamente libres en contextos especialmente controlados. Lo que me hace volver al jazz instrumental una y otra vez son las ganas de entregarme a una escucha repetitiva de tracks en los que con cada vuelta descubro algo nuevo. Decía Tucídides que «El secreto de la felicidad es la libertad. El secreto de la libertad es el coraje”. Pues así es esta música que se reta y transforma a si misma, al acudir al llamado de la libertad.
He reunido en esta playlist de jazz instrumental algunas piezas que me resultaron especialmente apropiadas para abandonarme lentamente en una hamaca durante la canícula veraniega, empapada de sudor y ganas de dejar atrás las estridencias de la gran ciudad. Esta no es una lista de los mejores tracks de jazz instrumental de todos los tiempos, pero si le das play, respiras profundo, cierras los ojos y te imaginas que estás una hamaca un poquito más cerca de la costa donde los autos no han opacado el canto de las aves y el viento dispersa más petricor y menos plomo, donde al atardecer puedes ver los colores tras los árboles que no han cortado para erigir otro centro comercial, donde en las noches puedes ver más estrellas que en los iluminados e insomnes cielos de la gran ciudad. Si puedes imaginar esto, deja de narrártelo, escucha y recuerda que el primer paso de cualquier viaje es el surgimiento de la idea del viaje, ya que toda travesía primero ocurre en la mente y en el cuerpo que la anticipa frente al estímulo del pensamiento.