¿Qué es un slam de poesía y qué importancia podría tener?

Slam Edmeé García diosaloca
Foto: Kris Saar

El martes 14 de junio en la tarde recibí un mensaje de Karloz Atl, luego una llamada.

Rápidamente me explicó que me contactaba a causa de un bomberazo, es decir, un evento de última hora. Se trataba de un slam de poesía el jueves  en el centro de Tlalpan ¿podría conducirlo? Contesté que sí y así fue como el 16 de junio conduje algo que se trató sobre el slam pero no fue un slam, pues no hubo competencias, ni jueces, ni límite de 3 minutos. Incluso en algún momento incluso hubo disfraces y hasta un miembro del público que espontáneamente se puso a cantar y tocar la guitarra.

Slam Tlalpan-064
Foto: Kris Saar

En realidad lo que sucedió fue que el evento estaba planeado originalmente en el quiosco de la plancha principal, pero las elevadas probabilidades de lluvia cambiaron los planes. De tal manera que  el audio y la acción se trasladaron frente a la delegación donde existía un techo que podría cobijarnos en caso de que Tláloc decidiese verter el líquido vital sobre nosotros. Mientras los técnicos conectaban los micrófonos,  llegaron quienes serían mis cómplices esa tarde:  Shimara Magaly t.c.c. Kika Briones, Sandra Araujo y Betsabé Guardia t.c.c. Betsy Numen. Durante las siguientes horas compartimos nuestros poemas con la audiencia al tiempo que les explicábamos que el mentado slam era un un torneo de poesía que nació en la década de los años ochenta gracias a Marc Smith  y su interés en inyectar dinamismo y energía a las lecturas poéticas a micrófono abierto.

También les contamos que  reglas de un slam son 3 y son simples:

1) Cada participante deberá usar únicamente su cuerpo y su voz.

2) Cada participante cuenta con 3 minutos.

3) Cada participante deberá interpretar un poema de creación propia.


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Al menos esas son las reglas básicas, aunque al paso del tiempo y conforme el slam se ha difundido en diferentes puntos del globo se han creado variaciones que en ocasiones han roto estas reglas originales. De tal manera que si se desea se puede hacer un slam en el que equipos de una bailarina, un músico y un poeta ( o cualquier otra combinación) participen en cada intervención, o un slam en el que la premisa sea rendir tributo a un gran bardo y los poemas que se lean no sean de autoría propia. Pero originalmente el slam tenía estas reglas porque mantenerlo sencillo hacía posible que estos eventos ocurrieran en un sinnúmero de lugares Potencialmente cualquier bar, centro cultural, teatro, jardín, quiosco, esquina, escuela, azotea o puente peatonal podía volverse escenario de uno de estos torneos,  ya que no se requería de utilería o mayor producción. Esta simpleza deja tanto espacio a las variaciones, es decir a la adaptación que desde mi punto de vista es una de las razones por las cuales el formato se ha popularizado ampliamente.

Foto: Kris Saar
Foto: Kris Saar

Por otro lado, a pesar de ser un torneo, lo más importante de un slam no es el concurso per se o quién gane, o si de verdad es el “mejor” o cómo diantres se puede decir que este es el mejor si juntas gente con estilos, presencias e influencias tan disímbolas. En realidad todo esto es secundario,  la cuestión de fondo es que el juego, es simplemente un pretexto para reunir a las personas a través de la poesía. Es decir, a través de mensajes codificados en un lenguaje emotivo y vital que va más allá de los usos lineales  de las palabras y la lógica.

Al insuflar aliento a versos libres y estrictos, que contienen todos los aspectos de lo que significa estar vivo, estos encarnan en la voz y a través de ella se vuelven capaces de tocar, acariciar, exhortar, aclamar, alabar, repeler, aullar, ulular, trinar, ladrar, murmurar y tararear. La poesía es el vehículo natural de conmovedores mensajes que no podrían ser transmitidos con mayor fidelidad por ninguna otra forma de lenguaje y esta es su mayor virtud. Pues cuando las personas se reúnen para compartirse sinceramente los sentimientos, experiencias, nacimientos, transformaciones y muertes, entonces, se vuelven parte de una comunidad.  La poesía es capaz de crear comunidad y también de fortalecerla. En mi opinión esta es otra de las razones por las cuales no sólo se resiste a morir, sino que ha ido ganando terreno.

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Foto: Kris Saar

A nivel personal, me ha tocado hablar mucho del slam de poesía, incluso cuando me alejé de dichos torneos, pues la poesía en voz alta como un acto colectivo y público me han llevado a explorar otras asociaciones, formatos y elementos que no tienen un lugar dentro de las reglas tradicionales del slam. Puede ser que me busquen para hablar sobre el tema porque me involucré en este tipo de eventos  durante los primeros años de su aparición en México,  o porque asistí y gané algunos slams o porque repetí ciertos poemas una y otra vez para una audiencia que parecía amar los clásicos. En todo caso yo no creo que el slam como tal sea tan interesante o importante. Yo creo que lo realmente conmovedor, es cuando te vuelves testigo del momento en el que  alguien se desnuda y entrega a los presentes todo lo que es, en cuerpo, habla, tiempo y espacio. Creo que eso es formidable, poderoso y la única razón por la cual valdría la pena ir a un slam.

Para mí una de las cuestiones más interesantes es como este concurso de 3 reglas simples ha logrado reunir a personas que pertenecen a culturas predominantemente urbanas alrededor de la poesía, dándoles un vehículo para expresar lo inexpresable, para olvidarse de la productividad y entregarse a la creatividad, para abandonar la seriedad y permitirse el juego, para acercarse, sincerarse y saber que no están solas.

Esto fue lo que de alguna manera intentamos transmitirle a quienes estuvieron el jueves 16 de junio en el centro de Tlalpan. Yo la pasé bien, de hecho creo que disfruté hacer poesía en voz alta como pocas veces en mi vida y disfruté aún más poderlo compartir con mis compañeras poetas, cuyas palabras les comparto a continuación.

Shimara Magaly t.c.c. Kika Briones

Periodista y artista conceptual que ha hecho del spoken word la base de su lenguaje performativo.

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Foto: Kris Saar

Existo desde la tinta que se derrama sobre el pantano, hasta el subsuelo. Donde la

acidez de la tierra no permite la vida. Soy mujer-errante, navego kilómetros de deseos

en tormenta, granizo en primavera. Miro de reojo como se disuelven mis granos entre

tus cuerdas. Ato partículas de mentiras a verdades absolutas para permanecer en vilo,

desovando a la puerta de tía María. Juana me ha contado una historia, sobre niñas que

brotan de los sueños de quienes las olvidan, hojas marchitas. Niñas que sin saberlo se

convirtieron en mujeres-llano. Invadidas por cuerpos extraños, lloraron por las

muñequitas rotas y los zapatitos raspados. Mujeres-cascada, que en caída libre

vaciaron su mirada. Mujeres que no hablan de su infancia porque los recuerdos

hieden. Olores de sonrisas inertes que cuelgan de la enredadera, balanceando su pena.

Existo desde la tinta que se derrama sobre el pantano, hasta el subsuelo. Donde la

acidez de la savia no permite que broten las flores. Soy mujer-desgarre, no olvido la

fragilidad de la porcelana. Observo al mundo a través de la pinchadura de un alfiler,

mientras zurces mis ojos con tus fantasías. Cuentos que hablan acerca de mujeres-

viento, chiquillas extraviadas, que vuelan alrededor de la almohada; que se convierten

en polvo bajo la cama. Mujeres-río, que se diluyen sobre nuestra conciencia en tacones

de diez centímetros. Mujeres que yacen en la frontera y juegan a ser niñas. Ignorando

las llagas en su piel, le susurran al tiempo una canción de cuna.

Existo desde la tinta que se derrama sobre el pantano, hasta el subsuelo. Donde la

acidez de la carne descompone los huesos y las pequeñas muñecas vuelcan marea.

Soy mujer-errante                                                           

–mujeres-llano. Mujeres-cascada–

Soy mujer-desgarre                                                                

–mujeres-viento. Mujeres-río–

Soy mujer-ausencia                                                                                               

Invócame

                                                     

                                                                                                                                   

Mi nombre es

ARENA

Betsabé Guardia t.c.c. Betsy Numen

Escritora, poeta, slamer, ciclista, mochilera, locutora de radio y licenciada en Estudios Latinoamericanos.

Slam Tlalpan-028
Foto: Kris Saar

Sibila

l

Más tardo en renacer que en volver a enamorarme

Y más tardo dejando ir todo que dando de a montones

Lo que soy.

[Al término del último barranco me encontré

Con aquello de que eran reales las fosas

Y que tan comunes como la tristeza eran

Los muertos de amor y de guerrilla.]

Más tardo en renacer que en volver a degollar

Mi propio pescuezo con peligrosas promesas

De recorrer el mundo entero buscando la paz

(Interna) que a mansalva probó alguna vez el zigzag.

De los pasos que como pistas se esgrimieron hacia el final

Fui maldiciendo la buena racha de suerte, destino y estro

Que atrajo como mosca o abeja tu aguijón a mis estocas

Y que en mis estocas se proclamó estímulo e inspiración

De las palabras inventadas que formar lo que soy.

Más tardo en renacer que en ver que tú no renaces

Y que nomás no quieres o puedes desbaratar el cáñamo

Que sostiene mi dedito.

ll

Estoy recorriendo el circuito

Que franquea mi única vena

Y estoy descubriendo

Que en lugar de tener branquias

Tengo plumas, matriz y orejitas de leviatán.

[Toda mi vida he estado engañada

Pensando que soy humana.

Pero un buen hombre me ha estrujado con compasión

Mientras me llama Sibila y lo he recordado todo:

Desde mis quinientas cincuenta y cinco vidas anteriores

Hasta el día hoy que me hinqué con la cabeza en alto

Pidiéndole a Dios que te cuide porque yo ya no puedo.

Ahora lo comprendo, no de ésta vida sino de todas las futuras:

Antes del quebranto todo existe

Y sólo hace falta desmenuzar los altares

Para ver la punta y la colita del mismo cordel.

Ahora lo comprendo:

El tuétano es al verso

Como la cal al hueso.

Las ardillas son al fuego

Como su pelo al pincel.

La espina al lóbulo

Como el iris al sur.

La Urss al frío

Como el río

Al zopilote.

Los cañones a éste

Como los bosques

Altos y el desierto bajo

Al centro de un Guerrero

Fogoneando en verde

Mi espíritu blandito.

Ahora lo comprendo:

Todo es una posibilidad de muerte.

Ahora lo comprendo:

Que esté viva no es un privilegio sino un antecedente.

 

Sandra Araujo

Licenciada en desarrollo y gestora intercultural, performer, poeta y miembro de Centro Transdiciplinario Poesía y Trayecto A.C.

Slam Tlalpan-054

Onanismo Oral

I

Como rito de consumación apunto la matricula de contacto sobre tu flor de la vida. De ahí al

entierro, vestidos de morado porque ya cambió de temporada la muerte. Primavera-Verano.

Todos los mamíferos se conectan por las mucosas. No es necesario ser científica para insinuar ni

ser vidente para dar pronósticos del tiempo. Pregúntale a las hormigas

II

Tu flor maduró y ahora es un cubo –y una cuba-. Nuestros vértices se ignoran, y los catetos se ríen

de su patética pretensión. Al final, nadie mostró el letrero de to be continue. No hubo cortes

comerciales, ni semana de espera.

III

Ponemos a remojar a Descartes en la leche ahora sin cereal. Estoy dispuesta a abrirle las nalgas a

Kant hasta hacer de su culo un caldo… y que así caiga en cuenta de que la razón y la pureza no

bailan en el mismo salón. Acumulo estas imágenes en la punta de mi dedo índice y aguardo el

momento en el que te prenses a mí como en el más primario contacto con tu progenitora.

Direcciono tu lubricación y casi tiránicamente te invito a que succiones todo mi deseo de

alimentarte. Los mitos modernos escondidos en mi mano derecha entran en acción. Me permito

correrme en silencio, para no llamar la atención de tu mandíbula expandida que esculpe los senos

que te mirarán al final de la travesía. Mi goce más primario se consuma con apenas unos

acalambrados guiños en mi pie izquierdo que, por suerte, nadie mira.

IV

Interrumpo la catarsis sensitiva entre tus dientes y mi pezón. Cuando te desprendes suenas como

un vino al ser descorchado y quiero probarte. Busco con la lengua bien adentro de tu máquina de

matar y descubro que no es la manera de encontrarte. No voy a dejar que te me vayas como las

ideas. Quiero tomar vino, no coleccionar corchos.

V

Ese impulso heurístico me coloca en otra capa cuántica que empieza en tus testículos. Comienzo a

cartografiar las texturas que están al servicio del consumidor. Te abro como a las líneas de tus

dibujos queriendo transformar un ángulo grave en uno obtuso. Me deslizo en tu ingle sólo por

voluntad de las papilas más curiosas: las que están en la punta de la lengua. Pero no permanezco

mucho tiempo para que no se les haga costumbre. Quiero lamer tus bolsas de leche. Me meto una

en la boca y, mientras mi lengua le traza unos acertijos, yo me detengo a sentir cómo te mueves

dentro de mí, cómo rueda parte de la salvación de la especie entre mi paladar y mi lengua. Y

cuando el giro cósmico termina, recupero la conciencia dactilar. Llevo mi palma a tu miembro y se

inserta involuntariamente en mí la imagen de un árbol.

VI

Lamo tu tronco desde la base hasta el glande, con la paciencia de una campesina que encuentra

una nueva fuente de alimento. Quiero hacerte crecer y que me des de comer, repito cada que mi

lúbrico recorrido llega a la copa de tu árbol. Te riego enterito. No quiero que nada te dañe, que

nada te ocupe más que florecer. Quiero hacerte crecer y que me cures. Tomo con firmeza tu pene

y lo recorro de la copa a las raíces. Me gusta mucho sentir tu follaje; me entretengo a la parte en la

que empiezan las hojas y como una parvada de pájaros mi lengua aletea en tu glande. Voy más

adentro. Las raíces son las que colectan agua. Por eso hago que mis labios reposen en tu base y

me detengo unos segundos para que tu copa se encuentre con el sol mayor de mis cuerdas

bocales. Sigue el baile sincronizado entre mi mano y mi boca. Y entras cada vez más como

queriendo encontrar algo en mi paladar que siempre escondo entre palabras. Y yo miro tus raíces,

se aproximan y se alejan cada vez más, porque creces y mi recorrido se hace más largo cada que

quiero alcanzarte en los cimientos. Pero no me preocupa. Cómo no vas a caber en mi campo si soy

yo la que te abona.

VII

Siento como asciende tu salvia. Es luna llena, se yerguen tus pétalos hacia la noche de retinas. Éste

es mi momento de redención. Levanto la mirada, quiero ver a quien me sana. Quiero saber quién

me alimenta.

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